En 1978, por motivos de presentación de un niño, una familia de Isla mujeres, fue a la ciudad de Valladolid, Yucatán, pues ellos siendo inconversos, habían escuchado que en las iglesias evangélicas bíblicas no practican el bautismo de niños si no los presentan delante de Dios, movidos en sus corazones, asistieron a una iglesia bautista llamada “Cristo la única esperanza”, dirigida por el Pastor Lamberto Cetina (que ya está con el Señor), en la predicación de la palabra de Dios, los corazones de José Ramiro Avila Solís (que ya está con el Señor) y Eva Peraza Magaña, fueron tocados por el Espíritu Santo aceptando a Jesucristo como su Señor y Salvador, regresando a Isla Mujeres, Quintana Roo con salvación eterna.

El Pastor Lamberto Cetina, con espíritu misionero y sabiendo que no había obra en Isla Mujeres, les propuso visitarlos con el objetivo de levantar obra en Isla Mujeres, a lo cual accedieron haciendo cultos en su hogar por 7 años, hasta que en 1985 junto con otros hermanos que el Señor había también salvado consiguieron una propiedad, en la calle Hidalgo, en el centro de esta población donde comenzamos a edificar el templo, lugar donde hasta el día de hoy, la gracia del Señor ha sido con nosotros. Han pasado algunos pastores por esta nuestra amada iglesia, donde algunos han sido de mucha bendición y otros han sido de otra manera, entendiendo que la palabra dice: “Examinadlo todo; retened lo bueno” (1Tes.5:21) y “que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien…” y que sobre todas las cosas, Dios cuida de su iglesia y “las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” pues la palabra de Dios es verdad y se cumple.

Dios ha sido bueno y fiel con su iglesia, pues todos estos años ha estado con nosotros, en las luchas y en las pruebas, Dios con su gracia ha permitido que sigamos caminando y creciendo en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, siendo el actual Pastor Ramiro Fco. Avila Peraza, hermano nacido de nuevo en nuestra iglesia y forjado entre nosotros, Ingeniero de profesión, pero dejando a un lado su profesión para servir a Jesucristo Señor de él y nuestro.